"Mi gata" me hizo el otro día una pregunta muy interesante… "Copi, chiquitín… ¿por qué ronroneas tanto?" Y es que aquí dónde me veís soy un "ronroneador compulsivo".
Para mí, cualquier ocasión es buena para ronronear… Si me ponen comida, si me acarician la barriga, si me cepillan, si me subo en el hombro izquierdo del "gran gato"… incluso, a veces, con tan solo que "mi gata" me hable es suficiente… Sólo necesito una excusa para iniciar un ronroneo alegre y sonoro.
El "gran gato" me dice que debo tener un buen motor interno. A veces me gasta la broma de darme cuerda con el rabo, y debe funcionar, porque cuando lo hace ronroneo más.
"Mi gata" se puso a averiguar por internet el tema del ronroneo y se ha sorprendido mucho al leer que no se sabe a ciencia cierta de dónde sacamos los gatos este particular ruidillo.
Según las últimas investigaciones se relaciona con el flujo sanguíneo. Los vibración se originaría en la vena cava posterior, en el lugar donde atraviesa el diafragma. La contracción de los músculos comprime el flujo sanguíneo y crea una transformación de flujo suave a fuerte. Estas vibraciones son amplificadas por los bronquios llenos de aire.
Lo que más le ha sorprendido a "mi gata" es que el ronroneo puede indicar tanto placer como dolor; parece ser que en estados de enfermedad, podemos ronronear para mostrar nuestro dolor o estado de ansiedad.
Lo que sí sabía "mi gata" es que cada gato comunica con un ronroneo diferente. Así como mi prima Trinity ronronea en un susurro discreto, yo lo hago de forma apasionada y entusiasta.
Hay dos tipos de ronroneo: el post apreciativo o agradecido, que es aquel sonido que el gato dedica a quien le da algo de su agrado, y el anticipatorio, que es el que emite para conseguir lo que desea en ese momento.
Yo os puedo asegurar que practico todos los ronroneos posibles, porque después de dormir es mi principal actividad a lo largo del día.