Copito, El Gato con Botas

Copito, pasito a pasito, muchas veces consigue lo que quiere. Persigue a esa mosca que antes revoloteaba féliz y ajena al peligro, y pacientemente acaba en sus zarpas.
Insistiendo e insistiendo, «el gran gato» siempre termina jugando con él. O tapándole con su mantita, o sobándole un buen rato…
Copito insiste e insiste. Pasito a pasito vuelve una y otra vez hasta conseguir lo que quiere. El «gran gato» le dice muchas veces, «Copi, ¡Eres un pesado!«, pero Copito, pasito a pasito, insistiendo e insistiendo consigue dormir encima de «su gata» calentito, consigue todos los mimos y el Jamón York. Incluso consiguió pegarle un par de mordiscos a la planta del salón… a pesar de la reprimenda del «gran gato«.

A veces me siento tan perezoso que, el simple hecho de levantar mi cabeza y atender a algún ruido sospechoso en mi territorio, se me hace insoportable.

Un gato blanco entre peluches blancos es un buen camuflaje. Pero en mi caso soy facilmente distinguible por las notas de color que me hacen peculiar.