La cesta de del gatito gordo
¡Buf! Por fin tengo un segundo libre para ponerme al ordenador y poderos contar las nuevas noticias.
Y es que en mi territorio ha habido algún que otro cambio.
Os cuento.
Estaba yo un día sesteando tranquilamente, como es lo habitual en un gato, cuando de repente noté un revuelo en los «gatos gordos«.
En un principio no le dí mucha importancia, si lo hiciese cada vez que se alteran no ganaría para sustos. Pero esta vez les vi muy ajetreados, así que me escondí no fuera a ser que me llevaran al Veterinario.
Pero no pasó nada.
Durante un par de días estuvieron desaparecidos. Y cuando por fin volvieron no me salían las cuentas.
Porque se fueron dos, pero volvieron tres.
Ahora los «gatos gordos» son tres… bueno uno de ellos es todavía un «gatito gordo» porque es más pequeño que yo.
Me ha dicho el «gran gato» que ahora me toca ser paciente y compartir a «mi gata» con el «gatito gordo«. Yo por ahora mantengo las distancias, porque este gatito hace mucho ruido y eso me resulta un poco molesto. Así que si se pone muy llorón y pesado, salgo pitando y me escondo porque no estoy yo como para aguantar jaleos.