Hoy, víspera de Reyes, he hablado con mi gata por teléfono y me ha dicho que, como los gato-abuelos le han dicho a los Reyes Magos de Oriente lo bien que me he portado en su casa, parece ser que me van a traer un regalito en Santander.
Reconozco que estoy muy, pero que muy emocionado. Y es que me hace mucha, mucha ilusión. Le he dicho a mi gata que, como yo no uso zapatos, pues que ponga uno de los suyos para que, cuando esta noche lleguen los Reyes Magos tengan dónde dejarlo. Y que, por supuesto, deje unos buenos trozos de roscón de reyes con tres vasos de leche, (nada de anís, que luego tienen que conducir los camellos), por si traen hambre. Y abundante agua y pan para mis amigos los camellos, que tanto peso de regalos a sus lomos debe de abrir mucho el apetito.
Yo creo que los Reyes Magos de Oriente también le van a traer regalos a mis gatos. Porque, aunque el gran gato a veces me regaña con su voz de trueno, yo sé que lo hace por mi bien… Como por ejemplo, cuando me da un "toque" porque quiero morder la Ponsetia (Flor de Pascua), que es venenosa. Y a mi gata no tengo ninguna duda, porque me hace muchos mimos y carantoñas. Además que los dos me cuidan mucho, y me dan latitas gourmet y deliciosa malta.
Por eso, a ver si tengo un rato despierto esta noche y, cuando pasen los Reyes por casa de los gato-abuelos, le comento a alguno de mis amigos los camellos, que le recuerden a los Reyes Magos, que no se olviden de mis gatos y, por supuesto de mi regalo.