“Cuando el ‘trastero’ se vuelve un lugar apetecible”
¿Nunca os ha pasado que hay un sitio dónde no os gusta estar y de repente descubrís que es maravilloso?
Un gato es indomable e impredecible. Nunca se sabe dónde nos vamos a ubicar; ni nada ni nadie nos puede obligar a estar en un lugar.
Ese sitio dónde antes no nos dignábamos ni a mirar, ni a oler, ni siquiera a pasar a una distancia prudencial. Ese espacio que rodeábamos con pose altanera, con el rabo estirado y la cabeza bien alta… Un día, sin venir a cuento, ante la sorpresa de los gatos gordos que nos dignamos convivan con nosotros, nos encanta y pasa a ser uno de nuestros sitios preferidos.
La cesta era el trastero de mis juguetes; ahora la ocupo yo
Como buen ciéntifico compruebo experimentalmente todas las variables de la ecuación.
¿Qué es lo que ha cambiado en mi “cesta-trastero”? Varios son los parámetros a tomar en consideración.
Variable 1: Puesta en funcionamiento del “generador de calor” cercano a la “cesta-trastero”. Hay que tener en cuenta que es uno de los generadores más grandes del territorio y que el cuerpo gatuno puede llegar a estar en contacto con el mismo gracias a la cercanía de la cesta-trastero. Lo llamaremos X
Variable 2: Elemento nuevo de “techado” por el efecto “montones de ropa sin planchar” o “en invierno la ropa tarda en secarse y se acumula más”. Esta variable, obviamente sólo ocurre en invierno y es fundamental para el correcto aprovechamiento del calor; esto hace que aparezca un agradable techado, alto, no agobiante, no como en el caso de mi pisito de soltero. Con este techado esto casi parece una mansión. Lo llamaremos Y
Es dura esta investigación pero… todo sea por la causa…
En conclusión… que todas estas variables hacen que el algoritmo resultante para el cálculo del óptimo aprovechamiento calorífico sea:
alfa*X + beta*Y= (Q/2) n
donde alfa puede tomar valores 0 ó 1 dependiendo de la temperatura exterior.
donde beta toma valores 0, ½ ó 1, dependiendo de la carga de la lavadora y la pereza de la plancha.
y donde n es un elemento corrector que compensa la anarquía del gato; es decir corrige el “me apetece dormir en la manta”, “me apetece dormir en la cama” o “me apetece dormir en el lavabo"
¡Todo esfuerzo intelectual tiene su recompensa!
Una vez sopesados y ampliamente reflexionados los resultados de este algoritmo, es necesario hacer un estudio estadístico así como una aproximación a mínimos cuadrados para obtener resultados óptimos que nos guíen a una siesta fructífera y relajada.
Anexo: Es importante constatar que, como toda teoría, no todas las variables pueden ser controladas al 100%.
En mi caso es curioso, que sin la presencia del plástico de burbujas en las cesta, todas las anteriores reflexiones son inútiles, puesto que no oso disfrutar de ella. En conclusión, todo lo anterior pierde su validez ante lo fundamental del plástico de burbujas sobre el que más me gusta dormir.