Copito, El Gato con Botas

Mi gemelo es feliz, no sólo porque es Navidad, sino también porque le han puesto un árbol con divertidas luces de colores (¡qué entretenido!). En mi territorio no hay ninguna novedad… estos dos gatos gordos son más vagotes que yo, (y mira que es difícil).

Estas fiestas despiertan nuestros mejores deseos e intenciones; nuestro corazón se ablanda… Mi gemelo deja que Muxu comparta su cestita-observatorio: "…Al final ha quedado claro que yo soy el dueño de la cesta pero magnanimamente le dejo que se suba de vez en cuando.". El agua clara y el chocolate espeso. Miauuu

¿Y estos dos que vigilan en la puerta? ¿Qué no se escapen los turrones?

"Tambien te paso otra foto de mi querido compinche Felix con otro de los compinches temporales, el Kekote. Le he cogido mucho cariño pero seguramente se ira la semana que viene porque le han encontrado una casa muy chula para vivir."

¡Vaya regalo que te traen los Reyes, Kekote!

Marramamiauuuuuuuuuuu
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Soy tan señorito que me gusta tener almohada hasta cuando descanso. Que porque soy macho, que si no sería como una odalisca tumbada…
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Mi nueva mantita está bastante bien… Pero en cuanto veo la otra…

Estos dos gatos son muy cucos. Se han quedado con la mantita calentita, que eso ya lo había descubierto yo… la sacan de vez en cuando, se arropan con ella…¡Qué listos son!

Pero en cuanto se descuidan !plaf! ¡allí que me planto! Y ocupo el sitio que me corresponde por derecho propio. Al fin y al cabo fui yo el primero que se percato de sus propiedades.
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¡Estoy muy contento! El otro día salieron los dos gatos de la habitación extraña y me empezaron a llamar. Yo me suelo poner muy nervioso, porque cuando me llaman así suelen compartir conmigo su comida o jugamos o me dan pasta de malta rica. Y efectivamente algo me dieron… A "Pollo" mi nuevo amigo.

Me gusta mucho, casi tanto como la arañita, porque parece uno de esos bichos que veo por la ventana rara y además se mueve de vez en cuando. ¡Sí! No sé cómo lo hace, pero le da como una telele o una vibración.

Al principio me resultaba desagradable, yo es que soy muy sensible y las cosas nuevas pues… me dan un poco de repeluco… Y ponía unas caras… Pero ahora me encanta que vibre y haga ruidos; en cuanto lo veo, salto encima, doy botes y juego con él a que le cazo.

Le quiero tanto que dejo que comparta conmigo mi casita. Hasta ahora era mi pisito de soltero, pero yo creo que ya iba siendo hora de tener una experiencia alternativa e interesante. Y es que la convivencia con otros, mientras cumplan su parte de las tareas del hogar, es muy enriquecedora.
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