«REBELDE WAY»

¡Uhm! La puerta de la cocina "ligeramente" entreabierta… Suficiente para un esbelto gato como yo…

Yo soy siempre temeroso, prudente…pero hoy no me puedo resistir.

Entro… no se puede desperdiciar esta oportunidad…

Un ágil y seguro salto…y ya estoy encima de mi atalaya privilegiada, la mesa de la cocina; desde aquí oteo los límites de mi dominio: el tejado, las palomas, el oscuro objeto de mi deseo… al fondo, al lado de la otra ventana, encima de la encimera…

..Esos deliciosos brotes nuevos de planta de fresa. Verdes, jugositos; proyecto de fresas tiernas y sonrosadas en la primavera… esas hojitas emiten un embriagador aroma, que rasga el insondable abismo entre lo prohibido y lo permitido…

…Esas acerolas secas, con la alegría de la siembra cercana y una futura próspera germinación… tan pequeñitas, tan redonditas, tan coloridas…

¡Oh "Gran Gato"! Tú sabes que tengo un gran corazón gatuno que no me cabe en el pecho; soy sensible, prudente y nada trasto. Soy muy bueno… Pero soy GATO; la curiosidad infinita bulle por mis venas en tropel acelerado…

Soy joven, un adolescente que ha empezado a romper su timidez y adquirir confianza en la incursión de lo inexplorado de tus dominios…

Obro sin pensar, sin ser consciente de las consecuencias de mis actos… Sabes, oh "Gran Gato", que tienes mi admiración y mi respeto; jamás osaría a disgustarte por acción o defecto… Pero… ¡SOY UN GATO!

Sé que Vos, "Gran Gato", plantásteis estas fresas para vuestra purga y disfrute; sé que no soy digno de oler ni la más mínima brizna aromática de vuestras delicadas plantitas; sé que no he de caminar por los límites sagrados de vuestra cocina, territorio predilecto y amado.

Pero la rebeldía de la adolescencia arde en mi interior con una llama abrasadora. Sí, soy rebelde y mi lema es "REBELDE WAY".

Sé que intento justificar lo injustificable…

"LA VOZ" me paraliza desde la distancia; me asusta, me acongoja… no me deja disfrutar de esas briznas verdes que apenas empiezan a deslizarse por mi garganta.

Sé que he obrado mal… ¿Qué puedo alegar en mi defensa? Sólo me queda huir con el rabo entre las piernas… y rezar para que la irá del "Gran Gato" no me alcance.

Sé, "Gran Gato", que antes de mi alocada aventura, tu plantita rezumaba lozanía y frescor. Sé que te relamías los bigotes, pensando en esos tallos que crecían, lentos pero seguros, para tí.

Pero lo hecho, hecho está… lo único que puede eximir mi culpabilidad es la locura de la rebeldía.

Miauuuuuuuuuuuuuuu

¡Uhm! La puerta de la cocina "ligeramente" entreabierta… Suficiente para un esbelto gato como yo…

Yo soy siempre temeroso, prudente…pero hoy no me puedo resistir.

Entro… no se puede desperdiciar esta oportunidad…

Un ágil y seguro salto…y ya estoy encima de mi atalaya privilegiada, la mesa de la cocina; desde aquí oteo los límites de mi dominio: el tejado, las palomas, el oscuro objeto de mi deseo… al fondo, al lado de la otra ventana, encima de la encimera…

..Esos deliciosos brotes nuevos de planta de fresa. Verdes, jugositos; proyecto de fresas tiernas y sonrosadas en la primavera… esas hojitas emiten un embriagador aroma, que rasga el insondable abismo entre lo prohibido y lo permitido…

…Esas acerolas secas, con la alegría de la siembra cercana y una futura próspera germinación… tan pequeñitas, tan redonditas, tan coloridas…

¡Oh "Gran Gato"! Tú sabes que tengo un gran corazón gatuno que no me cabe en el pecho; soy sensible, prudente y nada trasto. Soy muy bueno… Pero soy GATO; la curiosidad infinita bulle por mis venas en tropel acelerado…

Soy joven, un adolescente que ha empezado a romper su timidez y adquirir confianza en la incursión de lo inexplorado de tus dominios…

Obro sin pensar, sin ser consciente de las consecuencias de mis actos… Sabes, oh "Gran Gato", que tienes mi admiración y mi respeto; jamás osaría a disgustarte por acción o defecto… Pero… ¡SOY UN GATO!

Sé que Vos, "Gran Gato", plantásteis estas fresas para vuestra purga y disfrute; sé que no soy digno de oler ni la más mínima brizna aromática de vuestras delicadas plantitas; sé que no he de caminar por los límites sagrados de vuestra cocina, territorio predilecto y amado.

Pero la rebeldía de la adolescencia arde en mi interior con una llama abrasadora. Sí, soy rebelde y mi lema es "REBELDE WAY".

Sé que intento justificar lo injustificable…

"LA VOZ" me paraliza desde la distancia; me asusta, me acongoja… no me deja disfrutar de esas briznas verdes que apenas empiezan a deslizarse por mi garganta.

Sé que he obrado mal… ¿Qué puedo alegar en mi defensa? Sólo me queda huir con el rabo entre las piernas… y rezar para que la irá del "Gran Gato" no me alcance.

Sé, "Gran Gato", que antes de mi alocada aventura, tu plantita rezumaba lozanía y frescor. Sé que te relamías los bigotes, pensando en esos tallos que crecían, lentos pero seguros, para tí.

Pero lo hecho, hecho está… lo único que puede eximir mi culpabilidad es la locura de la rebeldía.

Miauuuuuuuuuuuuuuu

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