Una de las aficiones del "gran gato" es coleccionar. Hay veces que llega a casa con un "cuadernillo de colores" bajo el brazo. Siempre hay mucha emoción en torno a este cuadernillo. Es lo único capaz de hacerle olvidar su otra gran afición, mirar los colores brillantes de su ventana particular.
Coge el librillo, se sienta en su trono y ni más llorosos lamentos le sacan de su ensimismamiento.
Muy ufano pasa las páginas rapidamente mientras apunta en una listilla. Después coge el carro de la compra y, como alma que lleva el diablo, sale excitado por un largo rato.
Yo he investigado atentamente el librillo, el cual a primera vista parece muy apetitoso. ¿Quién podría resistirse a unas gigantes y deliciosas aceitunas? Pero sorprendentemente una inspección más detenida revela que todo huele igual de mal, ya sea el delicioso atún como el jugoso jamón; tanto que no tengo ni siquiera la tentación de probar con un triste lametazo.
Así que, mientras espero impaciente al gran gato, me pregunto que extraño poder tiene esto de las "Ofertas" y el "3×2" sobre él, hasta el punto de llevarle casi a la locura.
Eso sí, cuando vuelve no puedo más que exclamar ¡Vivan las Ofertas! Por que siempre trae algo para mí.
Así es como han aparecido estas deliciosas latas de comida blanda, a un precio casi regalado, y de las que una de ellas ya he dado buena cuenta.
Y visto lo visto, y puesto que no puedo esperar a la aparición del librillo mágico para saciar mi apetito de comida blandita, he decidido que cada vez que el gato gordo haga la lista de la compra, subiré a su regazo y le ronroneare meloso para que incluya deliciosas latitas gourmet de oferta en la listita.