Este sitio, lo he descubierto hace poco… Pensándolo bien, todo el sofá es uno de mis sitios favoritos. Pero desde aquí, aparte de estar cerca de las cabecitas de "mi gata" (mi favorita) y de el "Gran Gato", (que también me gusta, pero con respeto y veneración), tengo una perspectiva diferente de las cosas, "vistas y oídas", además de un apoyo ergonómico de mi privilegiada cabeza.
Desde el primer día que llegué, la alfombrilla en forma de pez, una que está al lado de la caja donde se mojan estos dos gatos raros, produjo en mi una extraña atracción.
Después de observarlos detenidamente, que en eso se nota que soy un buen gato, me percaté de que después de mojarse enteros en la caja, al salir no se mueven de esta alfombrilla hasta pasado un rato. Y cuando lo hacen, sus pezuñas no están mojadas, y claro, no dejan sus huellas en el suelo de la casa, que es el chiste de entrar en la caja ¿no?
Pensé que algo especial tendría, puesto que un gato no está tanto rato en un sitio si este no le aporta nada interesante o gustoso.
Pero… No sirve para afilarse las uñas, tampoco es especialmente calentita; no tiene ningún olor especial o novedoso; tampoco una textura sorprendente. A mí personalmente me mola más el interior de la "caja de agua", sobre todo cuando está mojada…
Pero aún así, de vez en cuando me recuesto un momentín, por si acaso se me está pasando algo por alto; pero sólo lo justo y necesario, que como gato que fue callejero y ahora casero, estoy normalmente muy liado y no tengo yo mucho tiempo para andar entendiendo la rareza de estos dos gatos…
Como os dije, la alfombrilla amarilla si que tiene utilidad, no como la del pez… Te puedes afilar sin problemas, su textura es gozosa e interesante, tiene olores divertidos y en verano es como la esterilla de la playa, que sólo me falta la sombrilla y el refresco para estar en la gloria. Además, cada vez que me tumbo en esta alfombra y doy con la patita al cepillo rojo, me pasan cosas gustosas y maravillosas, como que estos dos gatos se tiren un rato largo cepillándome y sobándome.
Además siempre cojo algún juguete, normalmente la arañita, para mordisquearlo, chupetearlo y lavarlo, que yo soy muy agradecido… y comparto este rato de tanto gustirrinín…
Sólo faltaría que me lavasen alguno de estos gatos, que sería lo suyo digo yo;a ellos les lavo muy a menudo, en cuanto me cogen y se dejan claro, que aquí entre nosotros, son un poco marranos, porque que yo sepa o haya visto, nunca les he visto lavarse, ni a si mismos ni entre ellos… ¡Y así huelen de raro! A fragancias que nada tienen que ver con un gato. Yo lo intento arreglar, poniendo el aroma que les corresponde, pero me parece que tengo poca lengua para tanto gato…
Este sitio, lo he descubierto hace poco… Pensándolo bien, todo el sofá es uno de mis sitios favoritos. Pero desde aquí, aparte de estar cerca de las cabecitas de "mi gata" (mi favorita) y de el "Gran Gato", (que también me gusta, pero con respeto y veneración), tengo una perspectiva diferente de las cosas, "vistas y oídas", además de un apoyo ergonómico de mi privilegiada cabeza.
Desde el primer día que llegué, la alfombrilla en forma de pez, una que está al lado de la caja donde se mojan estos dos gatos raros, produjo en mi una extraña atracción.
Después de observarlos detenidamente, que en eso se nota que soy un buen gato, me percaté de que después de mojarse enteros en la caja, al salir no se mueven de esta alfombrilla hasta pasado un rato. Y cuando lo hacen, sus pezuñas no están mojadas, y claro, no dejan sus huellas en el suelo de la casa, que es el chiste de entrar en la caja ¿no?
Pensé que algo especial tendría, puesto que un gato no está tanto rato en un sitio si este no le aporta nada interesante o gustoso.
Pero… No sirve para afilarse las uñas, tampoco es especialmente calentita; no tiene ningún olor especial o novedoso; tampoco una textura sorprendente. A mí personalmente me mola más el interior de la "caja de agua", sobre todo cuando está mojada…
Pero aún así, de vez en cuando me recuesto un momentín, por si acaso se me está pasando algo por alto; pero sólo lo justo y necesario, que como gato que fue callejero y ahora casero, estoy normalmente muy liado y no tengo yo mucho tiempo para andar entendiendo la rareza de estos dos gatos…
Como os dije, la alfombrilla amarilla si que tiene utilidad, no como la del pez… Te puedes afilar sin problemas, su textura es gozosa e interesante, tiene olores divertidos y en verano es como la esterilla de la playa, que sólo me falta la sombrilla y el refresco para estar en la gloria. Además, cada vez que me tumbo en esta alfombra y doy con la patita al cepillo rojo, me pasan cosas gustosas y maravillosas, como que estos dos gatos se tiren un rato largo cepillándome y sobándome.
Además siempre cojo algún juguete, normalmente la arañita, para mordisquearlo, chupetearlo y lavarlo, que yo soy muy agradecido… y comparto este rato de tanto gustirrinín…
Sólo faltaría que me lavasen alguno de estos gatos, que sería lo suyo digo yo;a ellos les lavo muy a menudo, en cuanto me cogen y se dejan claro, que aquí entre nosotros, son un poco marranos, porque que yo sepa o haya visto, nunca les he visto lavarse, ni a si mismos ni entre ellos… ¡Y así huelen de raro! A fragancias que nada tienen que ver con un gato. Yo lo intento arreglar, poniendo el aroma que les corresponde, pero me parece que tengo poca lengua para tanto gato…