¡Hola amigos!
Llevo una temporada descuidando mi dominio virtual, pero hete aquí que hay una razón de peso…
Estaba yo ocupado en mis siestas, como mis responsabilidades de gato exigen, cuando mis sentidos percibieron cierto estado de ánimo especial. Estas sensaciones no me son del todo desconocidas, pues como buen gentlecat que soy, asocié rapidamente esta excitación en mi hogar con los inequívocos lazos del amor.
Así que, ni corto ni perezoso, fuí directamente a hablar con el gran gato, porque estas cosas hay que hablarlas bigote a bigote, como dos gatos, y no andarse con rodeos.
El gran gato fue muy claro y me demostró que sus intenciones son honestas, así que no pude más que rendirme a las evidencias y aceptar unos hechos ya consumados.
Así que, mi gata y gran gato, tenéis mi bendición para vuestro enlace pitufil. Sé que el gran gato cuidará bien, aunque dificilmente mejor que yo, de mi gata. Y por supuesto os seguiré dejando compartir parte de mi territorio, porque no soy tan mal gato como para echaros de casa.
Cómo sé que necesitáis de vuestra intimidad, me iré estas tres semanas a casa de los gato-abuelos. Así también aprovecho y me tomo un merecido descanso; así que, copitos míos, sé que me disculparéis por la falta de actualización de mi territorio virtual estos días venideros, pero de verdad que todas estas emociones ma han agotado un poco.
¡Felicidades a los gatos gordos!
